11.2.14

Viaje.

Como estoy disfrutando de este viaje, no quiero parar, no quiero que termine nunca, quiero quedarme volando a ras de suelo toda la vida y ver pasar las horas sin decir nada, por que ya hemos dicho todo lo que había que decir. Es un viaje hacia el futuro, un futuro cambiante como las nubes, vamos construyendolo sobre la marcha, y aunque a veces se tambalea y me hace morir de miedo, luego se vuelve estable como el mas recio de los castillos, como el más grande de los árboles. Eso es, es un árbol que va creciendo, sus raíces se esparcen profundas y nos mantienen prisioneros del suelo, pero nos deja rozar las estrellas tal y como lo hacen sus ramas. 
¿Ves aquella luz? es una meta que jamás alcanzaremos, 
pero que hermoso será el morir un día 
y darme cuenta 
de que lo que de verdad importó 
fue intentar llegar a ella,
contigo. 


 ¿Te imaginas que todo lo que soñamos hoy, mañana sea cierto? 

6.2.14

Endless summer.

Aquellos veranos de hace unos años, ¿los recuerdas? los interminables paseos en bici con todo un camino de tierra por delante, y el sol cegandonos con saña. ¿Recuerdas lo que solías decirme cuando parabamos a descansar? exacto, no decías nada. Y hacías que todo fuera mágico. Aquellos silencios rotos por cigarras lo significaban todo. No había nada de lo que hablar, no habían malas ni buenas noticias, lo sabíamos todo sobre todo, y olíamos a moras robadas y a sudor. Y eramos niños. ¿Lo recuerdas? Eramos niños entre los campos sembrados, con pantalones cortos, enseñando nuestros cortes en los tobillos, pero no pensabamos en ello, solo caminabamos sin hablar con un extraño sentido del deber en nuestros corazones. Debíamos descubrir, aprender, y guardar silencio. Los veranos eran para torcer los labios y tirar piedras muy, muy lejos, y para nada más. 


2.2.14

Huída.

Se ha borrado tu recuerdo, ya no te tengo. Lo que nos une es y será la distancia, todo ese aire, todo este vacío inmenso e inquebrantable, por que cuando intentes alcanzarme huiré lejos. Nos une esa fuga eterna el uno del otro, la sonrisa torcida y la lluvia que arrasa con todo. Nos une el destino que quiso que nunca jamás nos encontraramos. Te he sentenciado a formar parte del pasado como un juguete viejo en una estantería, estático y sin voz, no quiero que hables, me estremecen tus palabras, por que resuenan en mi cabeza como los truenos en las montañas. Eres como la tormenta que destrozó mi tejado, y me torturo observandote, y todas las noches me cortas las muñecas con tus ojos ausentes, con tus cuchillas negras.



Que no te encuentre jamás, se que te mataré.