5.3.14

Waterfall.

Lo que tengo dentro es una cascada. Es la mas enorme y desbocada cascada que jamás ha exisido. Su rugido hace temblar a quien me mira. Soy agua. Agua embravecida, la fuerza de los ríos y de las montañas mueve mi sangre y mi espiritu, y me hiere. Duele tener toda esa rabia en mi interior, esa rabia de cientos de gotas de agua golpeando las rocas, abriendose camino en mis entrañas, haciendo arder mis manos y mi espalda. Esta cascada va a matarte algún día, por que no sabes nada sobre el movimiento de las aguas, ni de la luna, ni de los ríos que arrastran las piedras mas pesadas. Vas a ahogarte aquí, bajo toda esta corriente descontrolada, bajo toda la espuma de todos los ríos que saltan a través de mi. Y voy a llorar tu muerte, voy a aullar de dolor día y noche, y poco a poco me iré secando, la cascada mermará hasta no ser mas que una gran pared lisa, por donde no correrá ni un atisbo de vida. Por que toda esa agua en realidad eres tu. 

 Vamos a morir los dos por acercarnos demasiado a las catarátas,
 imprudentes.

 



4.3.14

Resignados.

...¿Y recuerdas aquello que planeamos? Saltar a un tren y viajar lejos, con una cámara antigua y los zapatos rotos, no tener a donde ir, sin hogar, sin mapas. Si, lo recuerdo bien, decíamos que queríamos ser fugitivos, ladrones, peregrinos, caminantes. Queríamos ser todo y no tener nombre, ser pájaros emigrantes con brújulas torcidas. ¿Dónde estas? ¿dónde estamos? Al final de la historia nos quedamos en el mismo lugar, y los ''quizá mañana'' terminaron de matar aquellos sueños. ¿Sabes? no se a ti, pero a mi se me hace un nudo en el estomago cuando lo pienso...¿Te imaginas lo que hubieramos podido ver si nos hubiera alcanzado el valor para huír, para ser libres? Ahora somos viejos y cobardes, y nuestras cabezas están selladas y ya no tenemos fuerza en las manos para agarrarnos a los trenes, ni a los sueños, y el mundo se reduce a los crucigramas del periódico y a las novelas de las cinco. Hemos crecido y nos hemos rendido a la normalidad gris, creemos en los pasaportes y en las normas, nos molestan los gritos de los niños y la música alta. Somos viejos. Viejos. ¿Lo puedes creer? Nosotros, los sindueño, los niños libres, hijos de la decadencia, con corazones de acordeón y risas de canción triste.

Joder, y nisiquiera hemos salido de esta maldita ciudad.