16.6.14
Precipicio.
Estamos al borde de un gran precipicio, un acantilado de miedos y dudas y seres demoníacos, oscuro y profundo como nuestras bocas. Vamos a saltarlo cogidos de la mano, lo decidimos anoche mientras dormíamos, cuando despertamos había un ''Ahora es el momento'' grabado en nuestras pupilas, y así nos encaminamos, desnudos, descalzos, paseando por el malpaís afilado de la locura. No van a haber ultimas palabras, no tendrían sentido porque nadie nos escucha, no hablarás conmigo, porque aunque me digas que me quieres lo olvidaré en cuanto me estrelle contra el suelo. Vamos a revender nuestras entradas para la proxima vida, queremos quedarnos en esta, aunque ya no estemos, aunque todo se termine y solo quede una luz apagada al final del tunel. Esta es nuestra boda, en cierta forma lo es, unidos durante la muerte, hasta la muerte, en la muerte. Un comienzo de un final, un leerse la última página del libro por curiosidad, por miedo. Estamos llevando a cabo un crimen pasional autorizado, tu me clavas en el pecho cien agujas de plata, yo te araño la espalda hasta ver brotar tus costillas, y así hasta que nos desmayemos y nos precipitemos por esta pared de huesos, dando vueltas en el aire, demasiado extasiados para disfrutar de la caída. Lo último que veré seran tus ojos por la mañana, con un ''Ahora es el momento'' grabado en la pupila, y todas las tormentas de tus iris concentrandose para lanzarme relámpagos.
11.6.14
E s n e s o n.
¿Conseguiremos escapar de esta inmensa órbita de recuerdos? Donde nace la tristeza muere nuestro desorden. Somos jóvenes pútridos, con las manos envejecidas, devorados por los gusanos mucho antes de nacer. Y aquí nos encontramos, otra vez, con la mirada perdida sobre estas escaleras que algúna vez conducían a un mundo nuevo, y ahora no son mas que grises peldaños malditos. ¿Cómo estás? ¿Qué es de ti? tampoco me interesa mucho, pero un día sostuviste mi corazón entre tus manos, y entonces dejó de latir. ¿Recuerdas cuando eramos criaturas en los bosques, en las montañas? No sabíamos nada, pero lo queríamos todo, queríamos abarcar el mundo entero con nuestros brazos, y nos quedamos al borde del precipicio, buscando el oxígeno que jamás llegó. Cómo será tu voz ahora, me pregunto. Me pregunto a que olerás esta vez, a que juego te apuestas la vida, si alguien se atreve a nombrarte en el mismo idioma que yo lo hice una vez. Vete de aquí, a veces me gustaría matarte, debería haberlo hecho cuando tuve tiempo, cuando estabas dormido, cuando bajaste la guardia aquella tarde cuando hacía tantísimo viento.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)