28.3.15

Europa.

Tan solo un punto en la inmensa oscuridad de la galaxia. La luz de un sol lejano se refleja en la piel de Europa, hija de la destrucción, creadora de vida, hermana, madre e hija. Europa es una dama con cicatrices profundas, un hada en el cielo nocturno, un rayo de esperanza para los que todavía creemos en algo menos real, algo extraordinario. Europa es nuestro segundo hogar, allá vuelan nuestras almas cuando cerramos los ojos, pues algo se mueve en las entrañas de Europa, un dragón de fuego y agua hirviendo, una cascada de magma, una sirena que mira a las estrellas y sueña que existen niñas en la Tierra, que juegan a hacer trenzas y a salpicarse con agua en el río. En Europa hay sirenas, si, y ballenas rojas de dos cabezas, y serpientes que se muerden la cola rodeando toda la esfera, y volcanes rabiosos escupiendo veneno. También hay flotas de barcos sin tripulantes, barcos blancos de piedra pómez y espuma. En Europa hay vida y hay muerte, en Europa hay peces y pesadillas, Europa respira en el cielo y nosotros nos enamoramos, 
de su cuarteada piel 
y de su leyenda 
creciendo cada día. 






19.3.15

Ver primum.

Ha llegado la primavera, destrúyeme. Corta la piel de mi vientre, mastica todos mis huesos, cubre mis pupilas con cera . Ha llegado la flor y la fruta, y los cuerpos desnudos en la hierba y el sudor de los niños desatados. Es el tiempo de los cachorros morados de los partos y el olor a placenta, y los gritos y la lluvia y los hinchados capullos estallando en la mañana temprana. El sexo y la muerte, el primer diente rompiendo la encía, la fría y dura carne de un cadáver. Sacrifícame. La mujer mirando a la luna, la iglesia en llamas, los perros enloquecidos, un Dios abatido a pedradas. Ha llegado la primavera, ahógame. Ahógame en el río, en los mares, en los fondos turbios de los barrizales, que quiero que mis entrañas sean el agua y estallen mis pulmones, y fundirme con esta tierra que es mi Tierra, que mi sangre sea el rojo semen de Marte y pueda ver brotar los tallos de la guerra. Primavera en llamas, invócame. Cuando caigan los caballos, llámame, cuando sean todos piedra y la última bala sea fundida en las tripas del último necio reclama mi presencia, y acudiré a lamer las ruinas.

La primavera llega y yo muero,
y todos caen,
y la iglesia arde.