20.11.15

El momento en el que descubrí el valor de la carne.

Recuerdo la primera vez que fui sexualizada. Recuerdo un comentario obsceno a la hora del recreo. Tenía nueve años y no entendí nada. Recuerdo que tuve una mezcla de sentimientos, un remolino de algo que bailaba entre la vergüenza, el asco, la culpabilidad y la alegría. La alegría. Por fin alguien se fijaba en mi, por fin era 'como las demás', tan perfectas, tan integradas. La alegría era tan solo una pequeña chispa en ese torbellino de ideas que surgieron de repente, pero es lo que más me ha hecho pensar a lo largo de estos años. Desde una mente tierna de niña de nueve años con coletas a la que le gusta jugar al futbol y solo busca encajar todo es diferente. Hoy tengo plena perspectiva de las cosas y me horrorizo al pensar que la alegría pueda surgir en la mente de una niña al ser sexualizada.
Vivimos ante el espejo esperando sentirnos mejor con nosotras mismas a través de la imagen que se refleja. Constantemente abriendo heridas, metiendo tripa, pellizcando carne, autolesionandonos. ''Si fuera mas alta'', ''si estuviera más delgada'', ''si tuviera el pelo más liso'', ''si tan solo pudiera tener las tetas un poco más grandes.''. Una y otra vez, como un mantra diabólico, una canción que suena día y noche y nunca cesa. Siempre queriendo estar a la altura para sentirte bien, recibir cumplidos, ''que guapa estás'', ''que bien te queda ese color'', ''se nota que estás haciendo dieta''. Sin darte cuenta de que vives por y para ellos, porque cuando te miras al espejo solo ves carne.

Si pudiera volver al pasado una sola vez iría a ver a mi yo de nueve años y le explicaría que es y será mucho más que un culo, que unas tetas, que una cara bonita, que unas piernas perfectas. Le pediría que nunca dejara de dibujar, que se pusiera las pilas en matemáticas, que tuviera como meta ser grande, ser feliz, ser libre.

Si pudiera volver al pasado intentaría evitar el haber tenido que aprender que soy más que lo que los otros dicen que soy, más que lo que pueda llegar a ver en un maldito espejo.

Sangduck Kim
 
 

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