9.3.16

πάντα ρεῖ καὶ οὐδὲν μένει

Todo era estático y perfecto, nada se movía, ningún cabo sin atar. Todo milimetricamente medido, todo en su sitio, ni una mota de polvo. Simetría perfecta, dos cuerpos iguales uno frente al otro, luz blanca y sombra gris, un circulo infinito, una ecuación ya resuelta.

Llegó entonces la nada, la noche llena de estrellas demasiado lejanas para brillar, el frío. La extinción, el sueño, la visión, la aparición de la catástrofe. 

Y se desató el Caos, la caída en picado, el vértigo, el grito. La confusión de un furioso remolino, el agua embravecida, la mancha de sangre, el cuchillo, la víctima en el suelo de una habitación. Las manos heladas, el calor del fuego. La negación de la vida, de la muerte y de lo absurdo. La lógica aplastante, la verdad, el corte, la duda, el miedo. Una sentencia de lo eterno oculta desde el principio dentro de un cuerpo perenne.

Nada 
Permanece,
el principio 
es el fin, 
y nadie
nos pertenece.

Vanitas. R. Ferri






2.3.16

Trains.

Aquella canción que solía hacerme pensar en ti ya no lo hace. Ahora habla de mi, de un recuerdo en el que ni siquiera estás presente, de cuando mi pelo era negro y formaba hélices. Supongo que ahora me gusta mas, porque la escucho y me hace sonreír por dentro, aunque ya no te vea. Es la canción de mirar por la ventana de los aviones, la canción de los autobuses, la canción de las despedidas. Es la canción de las horas de espera, y de los atascos, y la de mirar al cielo y ver más allá.

Gracias, pero ahora quiero estar sola. Necesito estar sola. Sin veranos y sin un septiembre amenzandome. Sola, como aquel día en el que paseé y descubrí a los hombres de piedra mirando a las estrellas. Sola, como cuando aprendí a decir la erre. Sola, como cuando morí aquella mañana de agosto. Sola, como siempre lo he estado. Sola, sin ti, ni él, sin nadie. Yo y el mar, y la luna, y el silencio, y mis manos y una canción. Sin pensar en qué decir, en cómo actuar, en lo que necesitas y en para lo que me hagas falta. 

Sola, para escuchar de una vez a todos estos demonios en mi cabeza.