Gracias, pero ahora quiero estar sola. Necesito estar sola. Sin veranos y sin un septiembre amenzandome. Sola, como aquel día en el que paseé y descubrí a los hombres de piedra mirando a las estrellas. Sola, como cuando aprendí a decir la erre. Sola, como cuando morí aquella mañana de agosto. Sola, como siempre lo he estado. Sola, sin ti, ni él, sin nadie. Yo y el mar, y la luna, y el silencio, y mis manos y una canción. Sin pensar en qué decir, en cómo actuar, en lo que necesitas y en para lo que me hagas falta.
Sola, para escuchar de una vez a todos estos demonios en mi cabeza.
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